Eliminar gradualmente los combustibles fósiles es crucial para prevenir el calentamiento global y sus impactos. Para ser coherente con la limitación del calentamiento a 1.5°C, la producción mundial de petróleo y gas debería disminuir en un 67% y un 54%, respectivamente, entre 2020 y 2050. A largo plazo, un mundo “cero neto” para 2050 significa “una gran disminución en el uso de combustibles fósiles“, con las energías renovables dominando en gran medida en el sector energético.

Esto es una mala noticia para empresas cuyo principal negocio es extraer y vender petróleo y gas, como Ecopetrol. A nivel mundial, las compañías estatales de petróleo y gas (NOGCs, por sus siglas en inglés) poseen aproximadamente el 66% de las reservas mundiales de petróleo y el 58% de gas, y aportan alrededor del 40% del capital invertido en la industria global de petróleo y gas. Por lo tanto, enfrentan una amenaza existencial debido a los esfuerzos de mitigación del cambio climático a nivel global.

Los países a los que pertenecen estas empresas también enfrentan desafíos colosales, debido al papel central que a menudo desempeñan en financiar gobiernos, lograr la seguridad energética, fomentar el desarrollo tecnológico y generar empleo a nivel nacional.

Al mismo tiempo, debido a los recursos que gestionan, las NOGCs también podrían desempeñar un papel crucial en los esfuerzos para alcanzar objetivos climáticos, respaldar la diversificación económica y aprovechar nuevas oportunidades existentes en el sector energético.

En este contexto, Ecopetrol anunció recientemente su objetivo de alcanzar emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050. Y aunque la empresa ha dado los primeros pasos para diversificarse lejos del petróleo y el gas, el gas y sus productos derivados siguen siendo el núcleo de su estrategia comercial. Sin realizar mayores esfuerzos, Ecopetrol se enfrenta a un bloqueo (o lock-in) de carbono, y no está sola en esta situación.

Diversificación estratégica en la transición

La diversificación es un indicador importante de la capacidad de una empresa de petróleo y gas para navegar la transición hacia bajas emisiones de carbono. Con esa estrategia, no solo puede una NOGC descarbonizar sus operaciones, sino que también puede capturar valor a largo plazo y aumentar la resistencia frente a la volatilidad del mercado.

Tanto la estrategia a largo plazo como los planes a corto plazo de Ecopetrol mencionan su objetivo de diversificar sus actividades hacia la energía y servicios relacionados. En cuanto a los gastos de capital (CAPEX), un buen indicador del compromiso real hacia la diversificación fuera de la producción de petróleo y gas, Ecopetrol destaca sus inversiones previstas en su negocio ISA, que está activo en la transmisión de electricidad, carreteras y telecomunicaciones en América Latina.

La decisión de adquirir la participación estatal en ISA se tomó en un momento en el que los planes estratégicos oficiales de Ecopetrol no incluían CAPEX para diversificación fuera de la producción de petróleo y gas. La compra fue una respuesta a oportunidades de mercado específicas, reflejando así un enfoque más oportunista hacia la diversificación fuera del petróleo y el gas, donde se evalúan las posibles nuevas oportunidades de negocios caso por caso. Aun así, con este movimiento, Ecopetrol ha demostrado un liderazgo sólido entre las NOGC latinoamericanas en lo que respecta a estrategias para diversificar sus actividades principales.

Barreras para la diversificación lejos del petróleo y el gas

Entonces, ¿por qué Ecopetrol y otras NOGCs no están invirtiendo más en la diversificación no relacionada? Un factor clave aquí es la incertidumbre tecnológica y política, así como la falta de ejemplos.

Pocas NOGC han transformado su negocio principal, por lo que hay poco conocimiento y experiencias prácticas para que otras NOGC aprendan de otras. Además, muchas son reacias a tomar medidas más radicales mientras los ganadores tecnológicos de la transición sigan siendo inciertos.

Un segundo factor es la capacidad limitada. Desde una perspectiva técnica, identificar y aprovechar nuevas actividades comerciales con bajas emisiones de carbono requiere nuevas capacidades dentro de las empresas. Ecopetrol ha comenzado a desarrollar capacidades técnicas mediante la adquisición de ISA, pero transformar una NOGC requiere muchas habilidades y conocimientos nuevos, desde el personal directivo y financiero hasta la fuerza laboral más operativa.

El tercer factor es el mandato dado a las NOGCs por parte de los gobiernos a los que pertenecen. La naturaleza estatal de Ecopetrol implica que necesita un mandato claro del gobierno colombiano para acelerar la diversificación no relacionada. El borrador de la Hoja de Ruta de Transición Justa de Energía del país sugiere que el gobierno actual reconoce esto y está dispuesto a pedirle a Ecopetrol que avance más en esta dirección.

No obstante, Ecopetrol y otras empresas NOGC necesitan un contexto de políticas de desarrollo y climáticas más coherente para guiar y respaldar sus esfuerzos para diversificarse lejos del petróleo y el gas. De hecho, los esfuerzos de diversificación de las NOGC van de la mano con la diversificación de las economías de sus países, sus bases de ingresos fiscales y sus balanzas de pago.

¿Una “transición” de los combustibles fósiles a los combustibles fósiles?

En su estrategia actualizada para el año 2040, Ecopetrol destaca su aspiración de ser el “líder en América en la diversificación de la energía”, enfocándose en “hidrocarburos, soluciones de bajas emisiones y transmisión, carreteras y telecomunicaciones”. También aspira a contribuir a una “Transición Energética Justa”, con un “compromiso con la seguridad energética, el medio ambiente y la contribución a la sociedad”.

Sin embargo, el camino de Ecopetrol para convertirse en una empresa de energía integrada y navegar la transición energética global sigue siendo poco claro. En cuanto a la “Transición Energética Justa”, el compromiso “justo” de la empresa se refleja principalmente en la estrategia propuesta de incluir el acceso a la energía como parte de las prioridades de ISA, sin incluir otros elementos de justicia según lo definido por la actual hoja de ruta nacional de Transición Justa, especialmente en términos de la distribución de beneficios y costos de la transición, impactos en trabajadores y comunidades, y el manejo de otros legados socioambientales.

Mientras Ecopetrol ha comenzado a diversificarse hacia nuevos negocios, su estrategia de transición energética busca maximizar el valor de los activos actuales de petróleo y gas de la empresa e incluso expandir la producción de petróleo y gas. Tales inversiones probablemente profundizarán las dinámicas de bloqueo del carbono y, a su vez, aumentarán el riesgo de activos varados y de que las NOGCs no cumplan con su responsabilidad pública y misión. Además, este enfoque mantiene la dependencia económica y fiscal de los estados a la industria del petróleo y el gas.

En cambio, Ecopetrol y otras NOGC deberían acelerar su transición lejos de petróleo y gas. Además de reducir las emisiones, podrían aprovechar los otros beneficios de la diversificación que incluyen una mayor resistencia y una menor vulnerabilidad a presiones externas y domésticas, tales como la volatilidad de precios del petróleo y gas, interrupciones en el suministro, desastres ambientales y presión de inversores.

En resumen, como sostenemos en un informe publicado hoy, Ecopetrol debe adoptar una transformación más audaz; su voluntad de liderar el camino hacia un nuevo futuro energético dependerá de su determinación. Otras compañías del sector petrolero y gas podrían, entonces, seguir su ejemplo.