La innovación y la sostenibilidad se entrelazan en una danza de posibilidades infinitas con un humilde cultivo como la yuca, que emerge como un protagonista inesperado en el camino hacia la bioeconomía en Colombia. Esta raíz, esencial para la seguridad alimentaria de más de 500 millones de personas en el planeta, está destinada a llevar a Colombia hacia la vanguardia de la bioeconomía y la producción de bioplásticos, con el respaldo crucial de investigaciones como la que lideró el Instituto de Ambiente de Estocolmo.
La yuca va más allá de ser simplemente una fuente de alimento. Sus hojas, tallos y el almidón contenido en su raíz, se revelan como auténticos tesoros para una variedad de aplicaciones industriales. Desde el almidón que se convierte en bioplásticos respetuosos con el medio ambiente, hasta las hojas y tallos que encuentran su camino en la alimentación animal y los alimentos libres de gluten, la yuca es un auténtico camaleón en el mundo de la bioeconomía.
El estudio del Instituto de Ambiente de Estocolmo ha arrojado luz sobre una perspectiva emocionante: el potencial del almidón de yuca para la producción de bioplásticos. La investigación ha guiado la ruta hacia la adopción de políticas públicas sólidas en torno a la yuca y su multifacético potencial y promete un cambio trascendental en la manera en que abordamos la producción de plásticos, ofreciendo una gran oportunidad para diversificar el negocio de la yuca amarga en la región. La investigación ha inspirado a diversos actores en la región caribe colombiana a unir fuerzas y trabajar de manera articulada.
Este estudio fue definitivo para nosotros... para tomar acciones que no fueran dispersas, sino desde el círculo, que es la cadena de valor.
Elvia Amparo Rosero, investigadora Agrosavia
Los investigadores de SEI identificaron tres cadenas de valor en la región caribe de Colombia con un inmenso potencial para la bioeconomía: bioplásticos y materiales, bloques nutricionales para la alimentación animal y alimentos libres de gluten. Cada uno de estos caminos no solo presenta oportunidades económicas, sino también una forma de avanzar hacia una sociedad más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
La idea de convertir la yuca en bioplásticos puede sonar como ciencia ficción, pero en realidad, es un testimonio del ingenio y trabajo conjunto de investigadores, innovadores y visionarios como la Universidad del Cauca, que se ha convertido en un protagonista crucial en el país. La transferencia de una patente para la producción de bioplásticos a partir del almidón de yuca industrial a Esenttia, una empresa que produce plásticos derivados del petróleo, es un testimonio de la convergencia entre la investigación académica y la innovación industrial. Esta colaboración audaz no solo representa un impulso hacia adelante en la producción de bioplásticos, sino que también demuestra cómo la yuca está desempeñando un papel clave en la transformación de la industria y la economía en Colombia.
La demanda por plásticos no va a disminuir, por el contrario va a aumentar; pero, lo que va a pasar es que los orígenes de esos materiales plásticos sí van a cambiar ampliamente.
Manuel Leyva, vicepresidente de crecimiento de Esenttia
A pesar de estas oportunidades prometedoras, existen desafíos significativos en el camino hacia la plena utilización del potencial de la yuca. La realidad es que la mano de obra encarecida y los crecientes costos de producción siguen ejerciendo presión sobre la viabilidad de la producción a gran escala. Además, la falta de asociatividad en torno a este tema y la ausencia de un sólido apoyo por parte del gobierno representan obstáculos importantes que deben superarse para que la bioeconomía de la yuca alcance su máximo potencial.
La yuca se produce en los 32 departamentos de Colombia, pero la capacidad instalada actual no es suficiente para satisfacer las demandas del país. La falta de coordinación y apoyo en la cadena de producción ha impedido que este recurso invaluable se convierta en un motor económico plenamente desarrollado. Es crucial que las partes interesadas, incluidos los agricultores, las industrias y el gobierno, trabajen de manera conjunta para superar estos desafíos y establecer un entorno propicio para la expansión y promoción de este cultivo en Colombia.
Mientras el mundo avanza hacia un futuro más sostenible, la yuca se alza como una joya inesperada en el panorama de la bioeconomía en Colombia. Su papel en la seguridad alimentaria global, combinado con su versatilidad para una economía más sostenible la coloca en el centro de un cambio transformador. El llamado a la acción es nítido y claro: es hora de unirse y aprovechar el potencial de la yuca, para que Colombia se convierta en un faro de innovación y sostenibilidad en la escena mundial, guiados por la investigación y las perspectivas de diferentes actores. Superar los desafíos es esencial para que la yuca florezca como una solución real y viable en la búsqueda de la bioeconomía en Colombia.
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